Cuando no soy palomo no me gusta lo que veo. Veo caballos castigados a cargar lo colgado del pensamiento cavernícola de los bigotones. Así son los días para ellos: Una hora descansan una pierna mientras las otras tres lo mantienen vivo (Eso cuando no está usando las cuatro, sorteando la ciudad) Esto vivirlo quizá unas veinte horas al día es igual a vivir en un desierto sin atmosfera.
Por eso no me gusta traer la pluma, con el lápiz me controlo, con el lápiz ni siquiera hubiera pensado en ser paloma, ni en el castigo de los caballos, ni en el desierto sin atmósfera, ni en la vida con amor/facial… Ah, en eso ni con la pluma.
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