martes, 5 de mayo de 2009

A ella y a él

A ella se le congelan los dedos al pensar en él.
A él se le pone triste la mirada cuando se acuerda de ella.
La hinchazón de sus palabras se tensa un poco más todas las noches, se riñe por las miradas de indiferencia y los detalles ya hasta dan flojera. Al parecer el bosque ya está pasado y quemado.
Ella le dice te amo todos los días con la lindura de un primer encuentro, seguido de un descansa lindo, querido, escapado de su confusión. A veces él se sienta a pensar en ella, se fuma un cigarro y no encuentra una razón para sonreírle sin preocuparse, sin salvarse de alguna extraña picazón de sabor inmoral detrás de su te amo.

A veces ella se da cuenta y prefiere vivir dañando la esperanza, a veces él lo sabe y prefiere vivir alimentando la misma idea sin almadanza. Los encuentros de estos dos son como la negación de sus libertades. Ya la continuidad de sus vidas va en retroceso, desconociendo lo conocido.

Pero ella toma café y espera consentirlo con el desayuno. Los huevos les sabe diferente a cada uno y el café de todas las mañanas no sirve, puesto que ninguno de los dos despierta realmente. Llega la noche y parecen dopados, por la misma dosis pero no por la misma pastilla.

Ya la programación de estos dos le está reventando las bolas a la niña del 9, que todos los días se saborea su deseo. La niña del 9 ya vive sola y no se entiende con la soledad, puesto que las enseñanzas del des-dolor, no le han llegado a su cerebro. La niña del 9 viene de lejos y no sabe que tiene un papel muy ilusorio, en la vida de él.

Ah pero él piensa más en la disidente de la plaza comercial, por ahora, mejor dicho por ayer. Es tan bella en las fotos que le obsequió, que se siente bueno. La sonrisa conmovida se le pinta bien.
La disidente de la plaza comercial es en realidad la guerrillera del siglo XXI, sólo que aún no lo sabe… Él ya aprendió a quererla, por lo que ya aprendió a vivir en el siglo XXI

Él es en realidad, el tirano con el cual se enfrentará ella, se enfrentará con besos y miradas y él quedará humillado por la debilidad de sus impulsos, y terminará como pirata en el metro de la ciudad. Ambos esperan que se les consuma la luz de la boca, el llamado de sus cuerpos, para llegar al espíritu sin cuerpo, para caminar por el mundo sin el peso de su vanidad, sin el retraso de su carnalidad.

Pero todo este tiempo pasará en vano, puesto que la chica del 9 es ahora, el presente, la dueña de los sueños de día y de noche, la reina de la esperanza infantil, la sonrisa del año. Él la espera ansiosamente, sin que ella sepa realmente, el lugar que él le da en este mundo, un mundo de pitufos sin nombre, un mundo en el que rayar la realidad está prohibido. Ojalá ninguno terminé muriendo de impaciencia.

1 comentario:

  1. Ellos que saben que no saben nada, y todos los demás que serán algo, es entonces cuando somos, y volvemos a ser nada.

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